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Lunes 25 de junio de 2007 a las 09:04
Las estadísticas indican que, gracias a la mediación, los litigios se han reducido en un 35%.
El mediador, un piloto en la tormenta
La Dra. Poblete es mediadora especialista en mediación familiar y empresarial. Visitó la FCJS para dar una conferencia sobre “La necesidad de la mediación obligatoria”. La abogada considera que la mediación es “el futuro de la justicia”.
La mediación es un procedimiento de resolución de disputas, donde un tercero neutral -el mediador- conduce un proceso de negociación, asistiendo a las partes para que puedan poner de manifiesto sus verdaderos intereses y necesidades y así lograr un acuerdo que favorezca a ambas sin llegar al ámbito de los tribunales.La Dra. Nora Viviana Poblete visitó el pasado 21 de junio la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) para brindar una conferencia sobre “La necesidad de la mediación obligatoria. Panorama mundial. Análisis y estadísticas en Buenos Aires y otras provincias argentinas”. En dicha oportunidad, Poblete, quien se desempeña como mediadora especialista en mediación familiar y empresarial, dialogó acerca de las ventajas y posibilidades que ofrece la mediación.-
¿Cuál es el objeto de su charla?- He venido a difundir la tarea que hace más de diez años estoy haciendo. Estoy convencida de que la mediación es el futuro de la justicia y por una muy simple razón: porque da resultado. El tema de la mediación empezó con pequeñas cosas, era una manera de acercar la justicia a la gente. Con el tiempo fue creciendo de manera tal que, por ejemplo, ahora son los empresarios los que le piden al abogado resolver los conflictos sin ir a juicio. Y esto sucede porque es muy caro ir a juicio, por ejemplo en Buenos Aires la tasa de justicia es del 3% y no sabe cuál será el resultado.-
¿En qué casos se puede recurrir a la mediación?- En muchos casos. Por ejemplo, en Salta van a poner la mediación para casos de violencia doméstica. Es un tema serio y no se trata de un problema familiar, sino social, porque ahí se entronca con temas de ausentismo en los trabajos, problemas de salud y psicológicos que dañan a la niñez, el futuro de la república. La mediación se puede aplicar en diversos ámbitos, pero empezó con mucha resistencia.- ¿Por qué?- Fue un problema de difusión. La obligatoriedad de la ley no es que la gente está obligada a mediar. La ley establece que se acerquen a una mesa de mediación y vean la posibilidad de negociar delante de un tercero que es neutral. No obliga a mediar, sino a asistir y si quiere, en la mediación pública, dice “no quiero mediar” y se retira; en la mediación privada, que está desde el año ‘98, si no quiere ir, no va. Nadie obliga a nada.-
¿Qué tipos de mediación existen?- La mediación pre-judicial es una porción en la gran torta de la mediación: tenemos mediación educativa, comunitaria, ambiental. En esas áreas pueden intervenir otros profesionales, asesorados por un abogado. Pero en la mediación pre-judicial es fundamental que vaya el abogado de partes acompañando cada uno a su cliente. Es eso lo que le da seguridad jurídica y confianza al proceso de mediación. Eso es lo que hay que defender: la obligatoriedad, que le da seguridad jurídica al acuerdo de mediación, le da fuerza ejecutoria. La firma y el sello del mediador hace que sea una sentencia, pero hecha a medida porque la hacen los interesados.-
¿Considera que todas las causas son mediables?- No. No todo es mediable. -
¿Qué pasa con el derecho penal?- Hay muchas casos, por ejemplo en provincia de Buenos Aires, el Departamento Judicial de Mercedes es pionero en mediación judicial penal. Los resultados son maravillosos, pero se aplica para casos que involucran a menores o problemas entre vecinos. Hay una diferencia fundamental entre la mediación y la justicia: ésta se apropia de su acción. Esto quiere decir que, por ejemplo, si uno se arregla con su vecino y quiere retractarse, la justicia no permite dar marcha atrás. Por eso hay que aprovechar la oportunidad que da la mediación penal.-
¿En qué consiste la mediación empresarial?- Llego a la mediación empresarial por las vueltas de la vida. Empecé solucionando temas muy complejos, en los que el acuerdo no tiene por qué ser un acuerdo total, puede ser desde lo mínimo, que es un acta de intención, al acuerdo total. Hay toda una gama: acuerdo parcial, provisorio, con seguimiento, de procedimiento. Respecto a un tema muy difícil en que se necesitaba la prueba, se me ocurrió ir al Centro Internacional de Arbitraje y Mediación (CIAM) de la Asociación de Dirigentes de Empresas (ADE). Yo dirijo allí las relaciones de los centros provinciales. La mediación resultó ser de una practicidad absoluta y varios casos se resolvieron de esa manera, con una economía de tiempo, dinero y esfuerzo increíble. Lo más importante de todo esto es el cuidado de las relaciones. Sobre todo en el ámbito comercial es importante que las relaciones queden intactas, es decir, que las empresas puedan seguir comerciando.-
¿Y la mediación educativa?- La mediación educativa es una maravilla porque está bajando el nivel de violencia en la escuela. Es la mediación escolar donde se prepara a los niños como si fueran mediadores para que puedan resolver los problemas de sus pares. Para mí es la mejor de todas, porque estamos previniendo y creando mentalidad para el futuro. Una generación abarca 25 años, por lo tanto no podemos decir que este hecho cultural pueda llegar a dar un resultado óptimo en diez años. No es un parámetro. Sin embargo, las estadísticas son contundentes.-
¿Qué indican las estadísticas?- Las últimas estadísticas oficiales, que son del 2000, indican que, gracias a la mediación los litigios disminuían entre un 30 y un 35%. Por su parte, el Diario Judicial dice que ahora esa reducción llega al 40%. Pero lo más importante es que de ese 40%, el 99% se cumple porque el acuerdo está hecho entre las partes, que dejan de lado la rivalidad y resuelven el tema entre ellos, sin que ninguna de las partes pierda. Realmente es muy positivo porque mediación es pacificación. Ése es mi sello y tengo pruebas contundentes para afirmarlo. Yo camino todo el país; vivo de la mediación y de la formación de mediadores. Y justamente porque conozco el país puedo decir que es muy importante la idiosincrasia de cada pueblo: yo no medio igual en San Juan o en Buenos Aires, en Salta o en La Pampa. Mal podemos importar teorías de un pueblo anglosajón a uno latino. Es necesario que empecemos a tener doctrina argentina en mediación.-
¿Cualquier profesional puede ser mediador?- Para mí, no. La mediación ha creado una nueva incumbencia para los abogados. ¿Cómo va a hacer de agente de realidad o abogado del diablo el que no es abogado y no conoce la consecuencia jurídica de lo que está en sus manos? Bienvenido sea el psicólogo en la mediación familiar como experto y co-mediador. Yo defiendo rotundamente la co-mediación, por especialidad y de género, porque muchas veces la gente necesita identificación con su género. Yo manejo mediaciones complejas, familiares, en las que el grado de emocionalidad es tan alto que realmente se necesita contener. ¿Qué mejor que codo a codo, como condóminos del proceso, tener un ladero para semejante tarea? El mediador tiene que ser piloto en la tormenta y también director de orquesta, que hace que todo funcione armoniosamente, pero que no se nota que está. Ése es el buen mediador porque los protagonistas son los participantes. En definitiva, la mediación es una conversación; crítica al principio, pero depende del mediador hacerla creativa, sin que se note su presencia.
Agustina Mai – Prensa Institucional UNL – amai@unl.edu.ar
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